Embutidos y fiambres en la dieta de los niños

Embutidos y fiambres en la dieta de los niños

Los niños necesitan muchísima energía en su día a día para crecer fuertes y sanos, pero a la vez resulta fundamental alimentarles con una dieta equilibrada y saludable. En este artículo hablamos de los embutidos y los fiambres en la dieta de los niños. Sigue leyendo para conocer los mejores consejos y recomendaciones para introducir de forma segura y moderada este tipo de alimentos en la dieta infantil.

Embutidos y fiambres en la dieta de los niños

En primer lugar es importante conocer que los fiambres son piezas de carne que están saladas y también cocidas. En este punto, si vamos a darle fiambres a los niños es fundamental tener en cuenta que la paleta, el jamón y la pechuga serán las opciones de mejor calidad. En cambio existen otras alternativas que se elaboran usando grasa y trozos de carne de distintas partes de los animales que además incorporan muchas gelatinas, colorantes, aditivos, grasas, procesados, etc. En estos casos se obtienen fiambres de baja calidad como la mortadela y el chopped. El consumo de estos alimentos debe moderarse mucho más entre los niños porque tienen niveles altos de colesterol y de sal y llevan aditivos y colorantes nocivos para la salud. Si bien los niños pueden consumir este tipo de fiambres de forma eventual no se recomienda incluirlos en su dieta de manera habitual.

Por otro lado los embutidos son derivados cárnicos que se preparan combinando carne cruda y grasa troceada. Además estos alimentos se condimentan con especias como la pimienta, el pimentón y el ajo. Después se introducen en tripas, que pueden ser naturales o directamente artificiales, y se curan. Dentro de los embutidos encontramos por ejemplo el salchichón, el salami, el chorizo y el fuet. El período de curación de los embutidos es bastante variable. Este tipo de preparación cárnica suele tener niveles de grasa elevados y mucha menos proteína en comparación con algunos fiambres saludables como el lomo embuchado o el jamón serrano.

Los niños pueden consumir fiambres y embutidos sin problemas, siempre teniendo en cuenta que estos alimentos no son iguales como nos explican desde Cortafiambres.org. Es importante que su consumo sea esporádico y se debe priorizar siempre las opciones más magras y con grasa de calidad como el jamón cocido y el jamón serrano sin sales ni azúcares añadidos.

Los fiambres más magros tienen menos aditivos, no llevan colorantes y son una buena opción para un bocadillo varias veces por semana a la hora de almorzar o de comer, teniendo siempre en cuenta que será mejor ir variando los almuerzos y ofrecer también algunos días otras opciones como piezas de fruta, barritas caseras hechas con avena y plátano, etc.

El jamón serrano por ejemplo es una buena opción de fiambre para la dieta de los niños porque se obtiene al curar las patas de los cerdos en ambientes controlados y con algo de sal. Entre sus beneficios para la salud de los niños encontramos que se trata de una buena fuente de proteínas que ayudará a los peques a crecer fuertes y además incorpora grasas saludables insaturadas. Entre el jamón cocido, el jamón serrano y el embutido encontramos el lomo embuchado, una opción que también es bastante saludable aunque tampoco se debe abusar de su consumo en las dietas de los niños.

Es importante tener en cuenta que los embutidos y los fiambres cuentan en mayor o menor medida según su calidad con nitratos y con nitritos en su composición. Los nitratos combinados con los jugos gástricos pueden llegar a producir nitrosaminas, que son potencialmente cancerígenas así que no se debe abusar del consumo de este tipo de alimentos.

Además, los nitritos también alteran el estado oxidativo del hierro de la hemoglobina, lo cual hace que pierda su habilidad para transportar el oxígeno a los tejidos y de esta manera se pueden producir enfermedades como la metahemoglobina, así que en general se debe moderar el consumo de este tipo de carnes en los niños.

Si bien no pasará nada porque tomen fiambres y embutidos dos o tres veces por semana en los desayunos, almuerzos o meriendas, es importante seleccionar siempre que sea posible las opciones más saludables e incluir este tipo de alimentos siempre dentro de un patrón de alimentación variado, saludable y balanceado.

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